Islandia

¡Estamos en Islandia! En Hueragerdi, en un camping. Nos acabamos de duchar para, una vez limpios, tomarnos unos pistachos. Llegamos anoche a las 05 a un hotel, salimos como a las 00 de Madrid y el viaje comenzó lleno de malos augurios, volcándome un vaso de café hirviendo de McDonalds sobre mi abrigo nuevo amarillo (tan impermeable es que no ha quedado marca). Adelantaban mal tiempo y la mayor parte del día de hoy nos hizo sol, un poquito de lluvia quizá principalmente cuando, sin planificación, estábamos a resguardo.

Hoy hemos visto el círculo Dorado. En el parque había una cascada con agua que viene de América (o eso me ha contado Blai) y un lago que usaban los antiguos vikingos para ajusticiar (en el pasado). La zona de Geysir olía a filete de vaca según Blai, a mí me olía espectacular, a cena en general, seitán rebozado. Hubo un momento de ternura, agridulce. Una mujer anonadada le decía a ¿su pareja? “qué bonito este géiser tan pequeñito”, a lo que su interlocutor respondió con un gruñido metiéndole prisa. Demasiado tiempo en el aparcamiento. A nosotros nos dio igual.. Hemos visto erupcionar el géiser principal unas diez millones de veces.

[…] de nuevo todo el viaje en coche iba lloviendo, lluvia que ha cesado al llegar a nuestro destino, la secret lagoon, donde hemos compartido un baño termal con un puñado de alumnos de 4º de la ESO de la British School que no paraban de gritar al meterse en el agua como calcos de calcos de imitaciones “oh my god” “JESUS CHRIST”. [… ] fuimos después a Skogafoss (nos hemos saltado Seljalandsfoss porque miré mal la la planificación) pero aquí sí que el clima era bastante desalentador. Nos refugiamos en la furgoneta donde comimos tortellinis y Blai se quedó dormido. Sus ronquidos como quejas tiernas contestaban al balanceo del vehículo por el viento intenso.

[…] Querido querido diario, hoy hemos visto aún más caballos en formación comoa tendiendo una clase y aves migrando generando grandes flechas en el cielo. Nos hemos tomado dos cafés, uno en una gasolineral al salir de Vik y otro en una tienda en el glaciar Jokmullsarkson, donde estoy segura he visto focas en trocitos de hielo desplegados por la laguna, sólo que con pico y plumas.

Qué mal se lleva mi pelo con este clima y qué poco me importa.

[…]hemos ido a Seydisfjordur y para entrar en el pueblo hemos tenido que atravesar un gran blanco de niebla. Qué mérito Blai, que gran conductor, aún sin las antiniebla, que me remolca donde yo quiera y sin ir ininteligible.

A mí la verdad es que venir tan al norte del país me da vértigo.

[…] Hicimos una ruta hasta otro faro que estaba enlodazada y el barro nos obligaba a saltar sobre las pelucas de césped marrón, a pesar de lo cual nos rendimos a la naturaleza y nos manchamos hasta las rodilla. Y ahora estamos aquí, en un camping sin nadie alrededor. Nos hemos duchado juntos porque Blai no encontraba a su gel, descubriendo que la ducha sí que tenía potencial justo al final. Había una volad e pelos enorme en el plato de la ducha. Me imagino que ahora cenaremos. Tengo el pelo húmedo. Tengo miedo de la noche.

[…]hicimos una parada en Saxhóll, un cráter de volcán inactivo donde ya el viento era tan de coña que no nos hemos parado de reír ni al subir, ni al estar ni al bajar (el resto de personas bajaban sentadas deslizándose por la escalera artificial como si fuera una atracción). Al subir el volcán, el aire iba a favor y tú: gracias naturaleza, pero ya cuando estaba arriba parecía querer tirarte por el precipicio y Blai casi pierde sus gafas de ver (por suerte le quedaban las de oír). No me dejaba alejarme a hacer fotos por si perdía el equilibrio, pero aún así nos hemos hecho alguna juntos.

Y de nuevo sólo ha llovido cuando íbamos en el coche.

 

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