
11 Abr 10 de Abril, Peñalara (Madrid)
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Aprovechando unos días libres previo al trabajo en Semana Santa, hemos madrugado para coger el tren al puerto de Cotos. Y aprovechando esto, he cargado la Yashica con un rollo de película Infrarroja caducada hace unos 20 años que me regalaron (Konika Infrared 750nm) junto con un filtro infrarrojo Smardy (que no sé si quita 4 o 5 puntos de luz). Asumí que la ISO del carrete era de 12 porque sí, porque debí ver el número en algún lado, quizá en el reloj. Añado que para exposiciones de menos de 1/30 de obturación, olvidé el trípode.
En el tren de ida (el primero del día, 09:30), había muy poca gente. Se oía desde unos asientos cerca a una muchacha confesando que si se le escapaba un pedo delante de sus amigos varones “se iba de la vida”. Ya en la montaña había más jaleo, sobretodo adolescentes insistiendo en la necesidad de que hay que follar más. Hemos caminado como unas seis horas, haciendo pausas puntuales para disparar “ponte aquí, ahora aquí, mejor allí”. Hemos sido prudentes y nos hemos llevado agua y comida, no como la vez previa que fui, que me llevé los bolsillos vacíos y acabé desesperada lanzándome a la nieve entre gemidos de “ me quedo aquí” “no puedo más” “tengo mucha sed” (niña enterrada en la nieve).
También había por allí un perro igual que Nuka, y lagunas, y hemos llenado la botella directamente de una caída de agua, que estaba muy fría y hacía falta, pero tenía un regusto extraño final, como a amebas y minerales.
Ya volviendo, nos hemos tomado un café que anunciaban como el mejor café de la sierra y Blai y yo nos hemos mirado cómplices sin decir nada en voz alta porque la camarera era encantadora y estaba preocupada porque el expreso no fuera en realidad poca cantidad “es que yo nunca tomo café sólo, sabes?”.
En cualquier caso, el momento culmen del día ha sido el proceso de revelado, porque es que claro, 20 años enrollado es mucho tiempo como para pedirle que se amolde a una espiral, y ahí voy a estar yo con mi famosa paciencia, intentando en la oscuridad que encaje, y tan nerviosa que hasta creo ver filtraciones de luz en el baño-cuarto oscuro.
El resultado es el que es. Partiendo de la nula expectativa, oscila entre lo experimental y lo onírico, en parte por el patrón moteado presente en todas las fotografías, en parte porque está sobrerevelado-sobreexpuesto (razón para descartar dos de las tomas). El revelado es con HC110, dilución B, a 20º, durante 10 minutos.
He tratado de continuar con la serie “Forest Inside”, más allá del paisaje/retrato. Al menos objetivamente sí se extraen una cara con hojas y troncos, Blai descansando en la superficie lunar y hasta un árbol en llamas.
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